ARTRALGIA SACROILÍACA
Se trata de una lumbalgia baja, ocasionada por una disfunción de la movilidad de las carillas articulares del sacro con el ilíaco.
El dolor en la articulación sacroilíaca suele aumentar cuando el paciente se levanta, hace un apoyo unipodal o al cambiar de posición en cama y se localiza en la nalga en región lumbar baja y zona alta de extremidad inferior.
La inervación de esta articulación corresponde a las raíces lumbosacras con unidades mecanosensitivas ubicadas en la cápsula articular; por lo que el dolor suele ser quemante, sordo, continuo y agresivo en los movimientos de pelvis.
Al hacer la exploración física encontramos bloqueo sacro-iliaco postero- superior que reduce sensiblemente los 4 grados fisiológicos de movilidad sacroilíaca y también se aprecia ausencia del centímetro y medio de traslación.
Esta articulación sacroilíaca soporta el peso total del esqueleto y también una importantísima función en la apertura de la pelvis menor en el momento del parto, haciendo que los ilíacos se aproximen mientras las tuberosidades isquióticas se separan, gracias al desplazamiento y rotación sacroilíaca.
Disponemos de muchas pruebas funcionales para diagnosticar el dolor sacroilíaco, por lo que se recomienda hacer varias para confirmar el diagnóstico evitando confundir con fibromiositis, artritis sacroilíaca, bursitis glútea o compresión de los nervios lumbosacros.
El tratamiento conservador es fisioterápico, orientado a restablecer la normalidad mecánica, reducir la inflamación de la cápsula articular, ligamentos ilíacolumbares., iliosacros e iliotransversas.
EJERCICIOS PREVENTIVOS
- Sentado sobre el suelo, las piernas flexionadas, pies juntos y rodillas separadas, cogemos los tobillos con las manos y con los codos sobre las rodillas, empujamos las piernas hacia el suelo.
- Tumbado boca arriba, con la planta de los pies juntos, hacemos una contracción mantenida llevando las rodillas hacia el suelo.
- Sentadilla, pies sobre el suelo, colocamos los codos por la parte anterior de las rodillas y las manos en el suelo. Sin perder esa posición realizamos ejercicios respiratorios profundos.
- De rodillas, piernas sobre el suelo, pies dirigidos hacia atrás, desplazamos el tronco hacia atrás, al tiempo que contraemos los glúteos sin separar las rodillas del suelo.
- De pie, flexionar una rodilla, bajar el cuerpo y colocar la rodilla opuesta sobre el suelo. Colocamos las manos en las caderas y desplazamos el tronco hacia atrás al tiempo que espiramos.
