Sin embargo, la balbuciente iniciativa tuvo su momento decisivo el día en que Casiano se encontró con el traumatólogo José Luis Villar, por entonces ya afamado profesional con mundo a las espaldas, que había perfeccionado su técnica en Inglaterra y ejercido en África. Al doctor le engancharon la fuerza, el empuje y la sagacidad de Casiano, y a éste el talento, la capacidad y la generosidad de Villar. La convicción de que ambos se necesitaban dio lugar a un tándem extraordinario.
La estrecha colaboración profesional tuvo consecuencias inmediatas, obligando a Casiano a dejar la clínica en la que había puesto tantas ilusiones por otra más amplia y moderna, en el emplazamiento actual, a escasos metros de la clínica del doctor Villar y que sería el germen del policlínico actual. La progresión hizo que unos cuantos años después volvieran a hacerse insuficientes las instalaciones, provocando un nuevo cambio hacia un espacio más amplio, pero esta vez en la misma planta y el mismo edificio, que fue acompañado de la incorporación de medios técnicos de vanguardia.
Convertida ya en una clínica puntera, con 34 años de experiencia a sus espaldas que le convirtieron en referencia de la especialidad en el ámbito estatal, el año 2015 marca otro punto de inflexión, con la decisión de duplicar prácticamente la superficie, que permitió ampliar el número de cabinas de tratamiento e incorporar nueva maquinaria dotada de la tecnología más avanzada, así como un completo gimnasio para ejercicios de recuperación. Todo ello en un espacio amplio, agradable y acogedor en el que prestan sus servicios una decena de profesionales.
La segunda fase de esta gran ampliación permitió también incorporar consultas de medicina general, traumatología, cirugía estética, entre otras especialidades, y sala de formación, convirtiéndose en un policlínico con más de 1.000 metros cuadrados a disposición de sus pacientes.